Metrosexual: Hombre
urbano (homosexual, bisexual o heterosexual) cuyos intereses recaen
en el consumo y el cuidado personal. Se
describe
a David Beckham como un estandarte de la metrosexualidad.
Mi novia está muy pesada
con el tema y he tenido que buscar en la Wikipedia para saber qué
narices era eso. Ella insiste en que los hombres de ahora no son como
lo de antes, dice que los hombres de ahora se cuidan más, se ponen
cremas de día, cremas reparadoras de noche, van al gimnasio...¿al
gimnasio? ¿pero tú me has visto a mí cara de tener ganas de sufrir
sin motivo?
Confieso que una vez lo
intenté. Recuerdo que me preparé la bolsa como si fuera un
adolescente en su primera excursión sin padres: Gel, champú, peine,
gomina, toalla, chanclas, crema pre-agujetas, crema post-agujetas,
casi no podía cerrar aquel macuto. Al llegar a la recepción del
“Gimnasio Gervasio Sports Club” (que digo yo que con un nombre
más corto no hubiera pasado nada) una señorita muy amable me dio
todas las explicaciones pertinentes para “disfrutar” de las
instalaciones (¿Disfrutar? ¿Ha dicho “disfrutar”?).
Me agencié un pase para
usar todos y cada uno de aquellos aparatos del demonio y una
llavecita de taquilla. Entré en el vestuario como si entrara a un
universo paralelo, aquello no eran humanos eran extraterrestres, era
imposible que perteneciéramos a la misma especie. Me observaban, me
miraban de reojo y yo a ellos, claro. Como pude, me coloqué el
flamante equipo de fitness que me había regalado la parienta (digo
“cómo pude” porque por algún motivo era dos tallas menos de la
que uso) y después de dejar mis cosas en la taquilla, salí a
inspeccionar. Había máquinas para todos los gustos pero lo cierto
es que yo no tenía ni idea de para qué servía la mayoría de
ellas, excepto una, una de ellas sí me era muy familiar, la
bicicleta estática y me era familiar porque en casa de mis padres
siempre había habido una que, por cierto, acabó de perchero para
plantas colgantes en el jardín de la casa, la verdad es que el
efecto quedaba un poco “marciano” pero original era un rato.
Se me debió notar que
estaba muy perdido porque de
pronto un chavalote de 1.90 con músculos marcados en lugares del cuerpo que yo
no sabía que existían, se acercó hasta dónde yo estaba y me
preguntó si necesitaba ayuda. Tenía dos opciones; dármelas de
sobrado y decir que sólo estaba echando un ojo o decir la verdad,
que era la primera vez que pisaba un gimnasio, bueno, un "gym" que es
lo mismo pero en inglés.
Al principio hize lo que
pude para conservar la dignidad pero pasadas unas cuantas “series”
(como ellos las llaman) y varios aparatos empecé a perder la
compostura y a parecer Sylvester Stallone en el último combate de
“Rocky”, una piltrafa humana.
Lo intenté, prometo que
lo intenté pero salí de allí como si me hubiera atropellado un
tren de mercancías cargado de troncos de olivera centenaria, me
dolía hasta el pensamiento y además estaba la humillación de
reconocer delante de aquellos cuerpos musculados y perfectos que yo
era un gordito feliz y que eso del gym no estaba hecho para mí.
Lo peor fue decirle a mi
novia que no iba a volver después de haber pagado la cuota anual,
casi me mata y creo que no lo hizo porque al ver mi aspecto tan
deteriorado se apiadó de mi. Para tranquilizarla le dije que lo
intentaría en casa y claro, para Reyes me compró unas mancuernas.
Una mañana me cayó una en el dedo meñique y lo tuve escayolado 20
días. Todo eran señales, yo no habia nacido para la gimnasia.
Con el tiempo ella dejó
de insistir en el tema pero ahora empieza a contraatacar con otro,
la depilación.
¿Quéee? No, no, y no,
eso sí que no. Por ahí no estoy dispuesto a pasar, tengo hermanas,
sé lo que se sufre, las he visto en el baño ponerse ese pringue
pegajoso y caliente sobre el vello y después estirar y gritar como
si te arrancaran la piel a tiras.
Mira cariño, si ser
metrosexual supone someterse a una tortura, si ser metrosexual supone
no comerme un "blanc i negre" y una cervecita fresca para
almorzar, si ser metrosexual supone ser como David Beckham, no, no
quiero ser como David Beckham y siento decirtelo así cariño, te
quiero pero reconoce que tú tampoco eres una Spice Girl.
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