sábado, 29 de agosto de 2015

Tácticas de vida



                                                     Fotograma de "Centurión" (2010)


Será por mi vena cinéfila, será por aquello de que una imagen vale más que mil palabras o puede que todavía quede la huella de un pasado de familia militar en mi pero últimamente y tras la muerte de mi padre, no dejo de pensar que lo que hay entre la muerte y uno mismo es una especie de batalla con estrategia de ejército romano, una lucha de centurias.
Cuando somos pequeños crecemos con la protección que proporcionan las filas de legionarios que nos preceden, escudo y espada en mano, y nos protegen de todo lo malo, nos alejan de la muerte. A medida que crecemos esas filas se van reduciendo, van cayendo ante el enemigo hasta que un día uno de los dos fornidos centuriones que te protegen a tí cae en la batalla y te quedas al descubierto.
Bien, pues así es como yo me siento ahora, al descubierto.
No es tanto miedo a la muerte como sensación de desprotección, de desamparo, de orfandad, palabra que por primera vez sé lo que significa realmente. 
Yo, que hasta ahora portaba mi escudo de una forma algo descuidada, sin alerta ninguna, no tendré más remedio que cogerlo con fuerza y aprender a blandir mi espada para defenderme de los ataques porque ahora ya no habrá excusa, sé que estoy expuesta al enemigo por uno de los flancos.
¿Lo veis? ¡seré "peliculera"! Al final os he acabado contado una de romanos.

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