lunes, 29 de julio de 2013

Estación mortal





Desde que sucedió he querido escribir sobre la tragedia del Alvia a Santiago pero he preferido esperar a que los días enfriaran, si es posible, la angustia que produce una tragedia así, tan cercana, tan cruel, tan injusta. Durante los días posteriores he podido detectar que somos un país tocado, somos como ese paciente que ya ha sufrido un ataque al corazón y hay que tratarlo con cuidado, no darle sobresaltos para que no se repita otro ataque y no me refiero al tratamiento de los medios que han cumplido su cometido que es informar sobre el suceso (unos con más ética que otros) me refiero a nosotros, sus ciudadanos.

A riesgo de personalizar demasiado hablaré  de mi grupo de amigos que bien podría ser una representación de la ciudadanía media de este país. En otros tiempos la tragedia del Alvia hubiera copado todas nuestras sobremesas, hubiéramos opinado, sentenciado, culpado, exculpado pero esta vez no, no hemos sido capaces de  hablar del tema, se ha obviado ¿Por qué? Los recuerdos del 11 M, la crisis que nos afecta ya anímicamente, no sé pero lo que está claro es que todos estamos informados del suceso, hemos visto las terribles imágenes pero nadie ha querido hablar de ello, demasiado dolor, dolor cercano.

Por eso hoy yo necesito hablar sobre ello o al menos escribir, necesito hablar sobre Angrois, ese pequeño pueblo gallego de 150 habitantes a sólo 4 km. de la Catedral de Santiago en los mapas sólo por que está en plena ruta de la plata, un pueblo considerado de gentes rudas hasta el punto de que los gallegos bromean con frases como: "Seica somos de Angrois, ou qué?" para decir "¿Te crees que somos tontos?" ¡La vida! Hoy son héroes, hoy los queremos homenajear por demostrar valentía y arrojo a la hora de ayudar a las víctimas de ese tren mortal , hoy son gentes que padecerán pesadillas, insomnio hasta que el tiempo enfríe el horror en que se vió envuelta su  pequeña aldea, destinos trágicamente cruzados, amargo vuelco en la historia de un pueblo.

Algunos aconsejan no criminalizar al conductor y que puede haber un interés oculto en hacerlo ya que está pendiente la firma de un contrato para que España construya una línea ferroviaria entre Sao Paulo y Rio de Janeiro y que corre peligro si se demuestra que el accidente con  víctimas mortales y heridos de gravedad  fué por un error en la  infraestrucutra, en el sistema de frenado o en el sistema de balizas pero yo sí tengo serias dudas sobre la persona que llevaba el control de ese tren.

No sólo es importante tener conocimientos técnicos para desempeñar un trabajo como el de conductor de un tren de alta velocidad es imprescindible estar emocionalmente sano, centrado y este hombre alardeaba nada menos que en su perfil de Facebook de la velocidad que cogían las máquinas que conducía, eso demuestra como mínimo inmadurez, es un comportamiento que recuerda al de un niño al que le regalan un coche teledirigido la mañana de Navidad. ¿Esto lo sabían sus superiores? Porque si no lo sabían él se encargaba de hacer pública su debilidad por la velocidad ¿era realmente consciente de las vidas que tenía en sus manos? ¿Qué falló para que tomara a 190 una curva que debía tomar a 80 km/h? ¿falló la máquina? ¿el hombre? ¿ambos?.

Lo cierto es que para 79 personas ya es tarde para preguntas, no llegaron a sus puestos de trabajo, a las fiestas, a ver a los amigos, a la familia, no llegaron a celebrar, a vivir. Se quedaron en una estación en la que nunca hubo ni habrá parada, en una estación mortal.


In Memoriam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario